¡Estoy en el pináculo de los tiempos!
Todo es plástico arrugado,
inciensos ilegales regados en estaciones.
Ya nadie corre, todos vuelan entre sus ropas.
Automóviles voladores, agua hecha petróleo.
Nadie muere en accidentes, todos lo hacen en su lecho de muerte.
Dormir es elegible. Despertar es voluntario.
El mundo es nadie para los solitarios,
una ciudad interminable para los filántropos.
El llanto es sólo para quienes lo piden,
la risa se regala entre veredas.
Hay guerra para los guerreros,
víctimas de guerra para los humanitarios.
Imbéciles para los letrados,
oídos para los imbéciles.
Bicicletas navideñas, Chomsky.
Salidas sorpresivas,
botiquines bien surtidos.
Vino.
Vino y una bañera.
Estoy en el pináculo de los tiempos.
Es imposible distinguir una maravilla de la otra.
Tanto que no veo nada.