sábado, 8 de abril de 2023

Una colina más

Entre tierra y sangre sus rodillas prístinas llamaron sus ojos. Son las mismas que vio esa familia sin nombre, caer sobre sus cuellos. La muerte da vida, el hambre da carne. Sus hijas comerán este día. No hay ley más justa que la fuerza.

El día se acabó, y su casco golpeó la mesa de su comedor. Las niñas no vienen, seguro duermen. Hay tres cuartos de un pan en la cesta, y caldo tibio en la hoguera. Comer y dormir. Mañana vivir.

Un despertar silencioso junto al fuego extinto. La boca fría, también los brazos. Una línea de fuego entre dos costillas, sensación familiar. Los ojos enrarecidos de la asesina virgen. No importa no entender, este ya no es su tiempo.

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